jueves, 21 de enero de 2016

El mundo pertenece a quien se atreve

Bienvenido 2016

“… porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante” Charles Chaplin

No hubo uvas a la media noche, no hubo champaña y tampoco un abrazo caluroso como era costumbre.

Llego el 31 de diciembre y aun no me lo creía. Mi primera celebración de año nuevo fuera de casa… al otro lado del mundo, entre cientos de turistas, entre gritos, entre luces y juegos pirotécnicos, entre sonrisas, entre la alegría y la nostalgia, entre el pasado y el futuro, entre lo certero y lo desconocido… en Queenstown, Nueva Zealanda.  

Ni siquiera me he preguntado en donde estaría en este momento o que estuviera haciendo si no fuese en Nueva Zelanda, pero definitivamente en lo que si pienso es en toda una cadena de decisiones que me trajeron a este lugar.

Creo que como individuos somos el reflejo de todo ese grupo de acciones, que por supuesto traerán consigo sucesos futuros que determinaran o no lo que para cada uno abarque el concepto de felicidad. Y no es algo que solo involucre el futuro, de hecho involucra tanto el pasado como el presente, decisiones tales como escoger una carrera, elegir una pareja e incluso cosas tan sencillas como elegir un restaurante para cenar, el próximo concierto al que asistir  o el medio de transporte a utilizar, darán paso a un sinfín de reacciones futuras.  

Me parece increíble como una acción tan sencilla como abrir un correo me haya abierto las puertas a este increíble país. Ya cumplo más de un mes de haber empezado esta linda experiencia que sin lugar a duda me ha traído muchos momentos de plenitud y felicidad más memorables, así como también algunos de nostalgia y reflexión.

Y es así como estoy a punto de culminar el año, con reflexión. El 2015 ha sido el año más significativo y enriquecedor hasta ahora. Fue el año en el que la toma de decisiones personales y profesionales dio paso a lindas experiencias y momentos inolvidables. Este 2015 no fue un año cualquiera, fue el año en el que descubrí que el viajar se ha convertido en unas de mis pasiones, un año que trajo consigo amistades y experiencias únicas. Fue un año de viajes, pero más allá de eso, fue un año de aprendizajes, de atardeceres, de sabores, de calles empedradas, de colinas que parecían inalcanzables, de paisajes únicos, de soles incandescentes, de encuentros inesperados, de personas asombrosas y de memorias imborrables.

Tan solo unos minutos frente a uno de los lagos de Queenstown, mientras el conteo regresivo no daba espera para iniciar el 2016, fueron suficientes para darme cuenta lo  bendecida que soy y que así como empecé un 2015 también inicie un 2016, ¡viajando!

Una vez más, estaba totalente agradecida con Dios y mi familia por su apoyo incondicional, pero además con English New Zealand y Education New Zealand, por esta increíble experiencia que marco por completo una de las mejores etapas de mi vida.  

Es normal sentir nostalgia, pero mis lágrimas no solo fueron de tristeza, por el contrario fueron de felicidad absoluta, porque he sido capaz de plantearme retos, de cambiar la rutina, de empezar cosas nuevas, de salir de casa, de explorar el mundo, de vivir plenamente el presente, de explorar lo inexplorado, de disfrutar de las sonrisas, de mirar a los ojos de los transeúntes, de disfrutar mi soledad, simplemente ¡de vivir al límite! Porque el mundo pertenece solo a quien se atreve, quien no le teme a la vida y a quien es capaz de trabajar para hacer posibles que todos los sueños se conviertan en realidad. 




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